"Cuando quieras, ya sabes donde encontrarme".
Una sola frase, pero tanto que decir, muchas interpretaciones.

Por fin me decido a escribir algo.. ¡bah! es una bobada, no me sirve. Lo aparto.
Otra vez, frente al papel en blanco, vacío, esperando ser escrito. Piensas, vuelves a pensar. Decides escribir. ¡Ya está, ya lo tengo!
Lo lees, lo relees.. esto tampoco te sirve. Lo vuelves a apartar.
Llegas a un momento de agobio, supongo que es bloqueo, ¿no? ¿Qué otra cosa sino?
Bueno, pensándolo un poco, podría ser miedo. A tu reacción, supongo que a escribir lo que sientes, a no saber plasmarlo bien en un trozo de papel en blanco.
Pasan los días, decides por fin escribir algo, o todo. Lo escribes, lo tienes.
Te das cuenta de que, da igual lo que pase, tantos momentos vividos no se olvidan con una simple frase de 6 palabras, bueno, a menos que tú quieras.
Te das cuenta de que has estado agobiada y perdida mucho, y todo ¿para qué? Déjame decírtelo, para nada.
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